Al final de su vida en la tierra, María fue elevada en cuerpo y alma al cielo. Esta es una verdad de fe, recibida por tradición y que fue proclamada solemnemente por Pio XII en 1950. Es una fiesta grande de nuestra Madre la Virgen, y en San Juan del Hospital se hará una Consagración a ella en cada Misa del jueves 15 de agosto.
“En esta solemnidad de la Asunción contemplamos a María: ella nos abre a la esperanza, a un futuro lleno de alegría y nos enseña el camino para alcanzarlo: acoger en la fe a su Hijo; no perder nunca la amistad con él, sino dejarnos iluminar y guiar por su Palabra; seguirlo cada día, incluso en los momentos en que sentimos que nuestras cruces resultan pesadas. María, el arca de la alianza que está en el santuario del cielo, nos indica con claridad luminosa que estamos en camino hacia nuestra verdadera Casa, la comunión de alegría y de paz con Dios” (Benedicto XVI, Homilía en 2010).