Esta gran santa fue la madre del emperador que les concedió la libertad a los cristianos, después de tres siglos de persecución, y logró encontrar la Santa Cruz de Cristo en Jerusalén.
Mucho le debe la historia a la madre de Constantino: viajó hasta Jerusalén y encontró el Golgota, enterrado bajo un templo pagano, dedicado a la diosa Venus que ordenó derribar y excavar en aquel lugar.
Se conoce en la cristiandad como lignum crucis al “leño de la cruz” en el que murió Jesucristo; y, por ende, a todo fragmento proveniente de la Vera Cruz hallada por Santa Elena entre los años 325 a 327, en el Gólgota de Jerusalén.
El Rey Jaime I recibió y alojó en Valencia a la Emperatriz Constanza de Grecia -cuyos restos reposan en San Juan del Hospital-, quien trajo desde Nicea en su séquito las reliquias de la Santa Cruz y de Santa Bárbara que se conservan en nuestra Iglesia. Conservamos una reliquia del “Lignum crucis” que se expone para veneración de los fieles el 14 de septiembre, Fiesta de la «Exaltación de la Santa Cruz».
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