El jueves 15 de abril a las 19h se celebrará una Misa en sufragio de la Emperatriz Hohenstaufen y de todos los benefactores difuntos.
Es el aniversario del fallecimiento (+1307) de la Augusta Emperatriz de Grecia, Constanza Hohenstaufen, Señora de Huesca y Burriana (Castellón), pidió ser sepultada en el cementerio de San Juan del Hospital, en el lugar donde se encontró la reliquia De Santa Barbara, junto al muro sur del presbiterio.
CONSTANZA HOHENSTAUFEN, EMPERATRIZ DE GRECIA
Biznieta de Federico Barbarroja, fundador de la dinastía Staufen. Nieta de Enrique VI de Alemania, que casó con una princesa siciliana de la casa de Altavilla, Constanza.
Tuvieron solo un hijo: Federico II llamado «stupor mundi», rey de Sicilia y emperador del Sacro Imperio romano-germánico. Fue un hombre extraordinariamente culto, que se rodeó de sabios y estudiosos. Impulsor y fundador de la primera «Scuola Poética Siciliana» en Nápoles, origen de la lengua italiana vulgar.
Casado en primeras nupcias, cuando era un adolescente, con Constanza de Aragón, mayor que él y a la que amó y respeto. Tuvieron un hijo, Enrique VII, futuro rey de Alemania.
A la muerte de su primera esposa, Federico II casó con Yolanda de Brienne, hija de María de Montferrato y Juan de Brienne, reyes de Jerusalén, de la que nació su hijo Conrado IV que heredaría el trono de su padre por breve tiempo, y es el motivo por el cual Federico II y sus descendientes ostentan el título de «Reyes de Jerusalén».
Su verdadero amor fue Bianca Lancia, hija de un margrave asesor del reino, con la que contrajo matrimonio “in articulo mortis” cuando ella agonizaba. Tenía tres hijos con ella: Constanza, (futura emperatriz de Grecia), Manfredo y Violante.
Ya como princesa, Constanza fue casada, a la edad de 11 años, con el emperador de Nicea, Juan III Dukas Vatacio, de 52, viudo y padre deTeodoro.
Una vez en Nicea fué suplantada en todo por una marquesa siciliana, dama de la corte con la que su padre la había enviado a Bizancio. Constanza vivió marginada, más su situación aún empeoraría. Tras la muerte de su esposo Juan, su hijo Teodoro II subió al trono y tuvo a su madrastra prácticamente prisionera.
Con la llegada al poder de Miguel Paleólogo, usurpador del trono, su posición cambió. El nuevo emperador se enamora de ella, pretendiendo divorciarse. Pero se enfrentó a al clero ortodoxo, a la excomunión del Papa, a su esposa e hijos y al rechazo de la misma Constanza.
La emperatriz solo deseaba volver a su tierra natal, con su hermano Manfredo, rey de Sicilia tras la muerte de Federico II. Pero poco le duraría la paz al volver junto a su familia; la invasión del Reino de Sicilia por Carlos de Anjou, y la muerte de Manfredo en la batalla de Benevento, hizo que huyera de Italia pidiendo refugio a Jaime I de Aragón.
En la corte aragonesa vivía la hija de Manfredo, casada con Pedro III el Grande, y la emperatriz fue acogida como su rango merecía. Primero en Huesca y luego en Valencia, en el palacio del Real, donde viviría casi 40 años, hasta su muerte.
Constanza muere en 1307 y deja como herederos de sus títulos y bienes a los reyes de Aragón. Desea ser enterrada en San Juan del Hospital y revoca su testamento. También deja a la Orden del Hospital las reliquias de la santa y erige una capilla en su honor.
Constanza Hohenstaufen trae a Aragón las reminiscencias de la corte germana y, por primera vez, un águila negra otoniana campea en la clave de una capilla valenciana y los aguiluchos de la baja Sajonia anidan en los capiteles de su mausoleo.
HISTORIA Y DOCUMENTOS SOBRE LA EMPERATRIZ CONSTANZA Y LA DEVOCIÓN A SANTA BÁRBARA EN SAN JUAN DEL HOSPITAL DE VALENCIA
Alrededor del año 1269-70 llegó a Valencia, procedente de Italia y anteriormente de Nicea, la Emperatriz de Grecia, Dña. Constanza Hohenstaufen. Acogida por Jaime I en el palacio del Real, dado su parentesco con la esposa de su hijo Pedro. La emperatriz era tía carnal de la que sería reina de Valencia junto a Pedro III el Grande y que llevaba su mismo nombre: Constanza.

Óleo anónimo del siglo XVII que representa a la emperatriz de Grecia: Doña Constanza Hohenstaufen, ante Santa Bárbara. Ambas ataviadas a la usanza valenciana. (Actualmente desaparecido desde 1936)
Por un hecho milagroso atribuido a Santa Bárbara, que le devolvió la salud, Constanza decidió erigir una capilla a la joven mártir de Asia Menor, cuya devoción trajo consigo, en la zona del cementerio del Hospital de San Juan de Jerusalén.
Era época de Capellanías gremiales y piadosas que posteriormente se convertirán en cofradías. Del 7 de noviembre de 1286 existe un documento de una controversia entre otra capellanía de la iglesia de San Juan del Hospital y la Capellanía de la Infanta de Grecia, por causa de los bienes que se administraban. Es un dato anecdótico, pero que demuestra la existencia de dicha capilla y su funcionamiento como tal en ese año, último cuarto del s. XIII.
Vivió Constanza algo más de 30 años en nuestra ciudad. Tras hacer testamento en 1306, revocando el lugar que le correspondía para su enterramiento en el Panteón de las Reinas del Monasterio de Sigena, solicitó, a los Reyes de Aragón, ser sepultada en San Juan del Hospital, en la capilla de Santa Bárbara, fundando una “capellanía” a cargo de Domingo de Fontova y donando bienes para su cuidado.
Dejaba como beneficiados a sus sobrinos-nietos, los reyes D. Jaime II y Dña. Blanca, y desde el primer momento tuvo gran repercusión entre la sociedad de Valencia la devoción a Santa Bárbara. Numerosas pruebas escritas reflejan el deseo de muchas personas de ser enterrados en el “vas” y cripta, de la capilla dedicada a dicha santa.
Diversos documentos del Visitador de la orden, nos muestran la preocupación por mantener esta devoción y cuidar el mausoleo de la emperatriz. Hasta que en 1610, tras las habituales avenidas del rio Guadalaviar, se hace notar el mal estado en que se encuentra el enterramiento debido a las riadas; decidiendo trasladar los restos y colocarlos en alto en el interior de la capilla.
En 1610 el comendador de Torrent daba cuenta : “Ittem, un carnero en dicha capilla para enterrar los confrades devotos de aquella”.
Lo importante de este texto es que se habla de “cofrades” como algo ya establecido y normal en el año 1610. No sería hasta 28 de febrero de 1684, cuando esta cofradía obtuvo su Licencia eclesiástica y sería reconocida como tal en 20 de agosto de ese mismo año. Seguía estando ubicada en la pequeña capilla entre los contrafuertes del presbiterio.
Tras una Junta decisiva, la Cofradía se hace cargo de la necesidad de tener una capilla en condiciones, y sobre todo de mayor tamaño y en 1685 se coloca la primera piedra de lo que será la Capilla barroca obra de Juan Pérez Castiel.
Tal y como se lee en documento del Visitador de 1694: ”… dicha capilla y retablo fueran a expensas de la Cofradía de dicha gloriosa Santa Bárbara…”
El Visitador de la Orden, 1694, […] Visita a la iglesia: (Cuando ya se había trasladado a la nueva)
“A la mano izquiera del altar mayor está la capilla de San Antonio Abad con un retablo nuebo de su imajen dorado y un frontal de guadamazil, la qual capilla antes era de la gloriosa Santa Bárbara. Ittem, al lado izquierdo de dicha capilla hai otra capilla fabricada de nuebo, grande, con su crucero, sacristía, quarto y pozo, todo nuebo, de la gloriosa Santa Bárbara, con su retablo grande nuebo, con dos puertas colaterales al cruzero enbutidas de nogal y box, con una lámpara de plata que la dio el ilustre señor don Pedro Dábalos y Rocamora, castellán de Amposta; en la pared de la qual capilla hai un sepulcro donde está sepultada doña Costanza Augusta, emperatriz de Grecia, y antes estaba en la capilla antezedente, y baxo dicho sepulchro hai un pedazo de pilar en que fue azotada dicha gloriosa Santa Bárbara, puesto dentro de una pila de piedra mármol, çerrada con sus puertas y bidrieras, y en dichas puertas pintadas las armas del egregio conde de Peñalba, que son dos aguilas en campo blanco y dos torres en campo carmesí, coronadas con corona real, y sobre la corona otra águila. Hecha dicha capilla y retablo a expensas de la Cofradía de dicha gloriosa Santa Bárbara y con obligación de, al entrar de dicha capilla, enfrente donde está dicho pilar, haver de hazer un retablo de la adoración de los santos Reyes, titular que antezedentemente era dicha capilla, la qual es de la herencia de don Onofre Ginart”.” (transcripción entregada por José Mª Cruselles, paleógrafo, Departamento de Historia Medieval de la Universidad de Valencia )
La Cofradía siguió perviviendo siglo tras siglo, a pesar de las muchas guerras, invasiones, desamortizaciones y demás avatares de la historia.
En 1905, la titularidad y parroquialidad de San Juan del Hospital se trasladó al ensanche de Valencia, en la calle de Isabel la Católica, con el nombre de San Juan del Hospital y San Vicente Ferrer.
Pero la Cofradía siguió celebrando su culto y cuidado la Real capilla de Santa Bárbara; prácticamente fue la cofradía la que mantuvo la iglesia abierta durante esos años, (así lo narra Vicente Blasco Ibáñez en su novela “Mare Nostrum” y lo corrobora F. Llorca en la tesis doctoral sobre la iglesia de 1919), la cofradía continúa aunque con dificultades cada vez mayores, hasta llegar a la década de 1930.
En 1936, es saqueada y el archivo se pierde. El 3 de diciembre de 1939 se celebra la nueva apertura y un funeral por los fallecidos durante los últimos años. Debido al mal estado de la edificación, la Cofradía se traslada provisionalmente a la Parroquia de San Esteban Protomártir.
El libro de Actas (puede verse en la vitrina), da cuenta detallada de todas sus actividades desde 1939, y mantiene viva la esperanza de volver algún día a su verdadera sede, la Capilla de Santa Bárbara en San Juan del Hospital, cuando esta vuelva a abrirse al culto. Como así ha sucedido.
Comisión histórico-artística de San Juan del Hospital.
Archivo de la Fundación de la C. V. “Conjunto H. de S. Juan del Hospital”