El sábado tuvo lugar el el salón de actos de San Juan, la Conferencia: “El Santo Cáliz de la Última Cena en Valencia” que impartió D. Jorge Manuel Rodríguez Almenar, Profesor del Departamento de Derecho Civil de la Universidad de Valencia y Presidente del Centro Español de Sindonología.
Una conferencia que estuvo centrada en dar una visión general del Santo Grial que alberga la Catedral.
Comenzó la charla elaborando un análisis sobre las características de la reliquia: un cáliz judío, de ágata veteada, pulido, con una inscripción…
Jorge Manuel Rodríguez recordó que, en los años 50, el obispo de Valencia le pidió a D. Antonio Beltrán, catedrático de arqueología de la Universidad de Zaragoza, que hiciera un estudio en profundidad del Grial, quien lo desmontó y descubrió tres partes. La primera contiene un grial que es un tipo de copa se utilizaba en tiempo de Jesús.
El presidente del Centro Español de Sindonología destacó las últimas investigaciones del 2016 sobre el relicario realizadas por Gabriel Songel, catedrático de diseño de la Universitat Politècnica de València (UPV), que halló el patrón de diseño con el que se compuso la reliquia del Santo Cáliz, de reflejo especular y realizada por un buen orfebre. También nos contó sobre el descubrimiento de un acróstico o juego de letras que adelanta trescientos años la primera referencia al grial, ya que, hasta 1399, que Martín el Humano lo reclama al monasterio de San Juan de la Peña, no aparece en ningún documento.
Más allá de las leyendas -que muchas de ellas se basan sobre verdades- y de la ficción sobre el Santo Grial, la tradición y los estudios científicos avalan que el cáliz que se venera en la catedral de Valencia es el auténtico, el usado por Jesucristo en la Última Cena.
La historia del Santo Cáliz empieza en Roma, previsiblemente llevado por San Pedro a la Ciudad Eterna. El Papa Sixto II lo entregó a su diácono San Lorenzo, español, el año 258, ante la persecución romana a los cristianos. San Lorenzo lo hizo llegar a su familia, en Huesca, y pasó por Yebra, Sirena y San Juan de la Peña, para llegar a Zaragoza y, desde 1437, venerarse en la catedral de Valencia.
En el viaje apostólico del Papa Juan Pablo II a Valencia en 1982, besó a conciencia el Santo Cáliz y preguntó si se podía usar. Fue el primer Papa desde el siglo III, en celebrar la misa con el Cáliz de la Última Cena. En 2006, cuando Benedicto XVI viajó a Valencia, no se creyó al principio que era el Santo Cáliz, pero luego le ofrecieron celebrar con él, y respondió: “No osaré”. Finalmente, lo utilizó en la Misa de la Jornada Mundial de las Familias.
La reliquia ha sufrido las vicisitudes de las persecuciones religiosas a lo largo de la Historia: la romana, la musulmana – por eso se guardó en los Pirineos-, la napoleónica – fue llevada a Palma de Mallorca entre 1809 y 1813- , y la de la guerra civil española –la reliquia estuvo oculta en Valencia y Carlet, incluso tapiada-, certificando el fervor arraigado a esta reliquia a lo largo de la historia de la Cristiandad.
El conferenciante destacó que en general, los valencianos seguimos teniendo mucho desconocimiento sobre el Santo Cáliz. Sin duda, en esta interesantísima conferencia, todos aprendimos un poquito más.
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