En el romanico/gótico cuidaban mucho la luz. No había otra luz que el sol (o fuego) y jugaban con su simbología, el pináculo de la ojiva central del ábside, donde acaba el ajimez tiene un dibujo geometrico (con la cruz de ocho puntas, poco marcada, mas bien casi epatada) y orificios que se corresponden. Cuando amanece y el sol va subiendo, el dibujo con los ocho circulos se proyecta en el suelo y muros de la nave de la iglesia, según la estacion del año en la que estemos.
¿Curioso verdad?
MIRA LA EVOLUCIÓN DE LOS OCHO CÍRCULOS EN LA GALERÍA FOTOGRÁFICA: