PAPA FRANCISCO
10 PETICIONES PARA LEER EL EVANGELIO DIARIAMENTE
1. ¿Ustedes leen el Evangelio? Es algo bueno; es una cosa buena tener un pequeño Evangelio, pequeño, y llevarlo con nosotros, en el bolsillo, en el bolso, y leer un breve pasaje en cualquier momento del día. En cualquier momento del día tomo del bolsillo el Evangelio y leo algo, un breve pasaje. Es Jesús que nos habla allí, en el Evangelio. Piensen en esto. No es difícil, ni tampoco necesario que sean los cuatro: uno de los Evangelios, pequeñito, con nosotros. Siempre el Evangelio con nosotros, porque es la Palabra de Jesús para poder escucharle (Ángelus, 16 de marzo de 2014).
2. Hoy se puede leer el Evangelio incluso con muchos instrumentos tecnológicos. Se puede llevar consigo toda la Biblia en un móvil, en una tableta. Lo importante es leer la Palabra de Dios, con todos los medios, pero leer la Palabra de Dios: es Jesús quien nos habla allí. Y acogerla con corazón abierto. Entonces la buena semilla da fruto (Ángelus, 6 de abril de 2014).
3. Leer el Evangelio. Leer el Evangelio. Ya hemos hablado de esto, ¿lo recuerdan? Cada día leer un pasaje del Evangelio; y también llevar un pequeño Evangelio con nosotros, en el bolsillo, en la cartera, al alcance de la mano. Y allí, leyendo un pasaje encontraremos a Jesús. Todo adquiere sentido allí, en el Evangelio, donde encuentras este tesoro, que Jesús llama «el reino de Dios», es decir, Dios que reina en tu vida, en nuestra vida; Dios que es amor, paz y alegría en cada hombre y en todos los hombres. Esto es lo que Dios quiere, y esto es por lo que Jesús entregó su vida hasta morir en una cruz, para liberarnos del poder de las tinieblas y llevarnos al reino de la vida, de la belleza, de la bondad, de la alegría. Leer el Evangelio es encontrar a Jesús y tener esta alegría cristiana, que es un don del Espíritu Santo (Ángelus, 27 de julio de 2014).
4. Hagamos una cosa: les doy una tarea para casa, una tarea para hacer en casa. Tomen el Evangelio, el que llevan con ustedes… Recuerden que deben llevar siempre un pequeño Evangelio con ustedes, en el bolsillo, en la cartera, siempre; el que tengan en casa. Lleven el Evangelio, y en los primeros capítulos de Mateo –creo que en el 5– están las Bienaventuranzas. Y hoy, mañana en casa, léanlas. ¿Lo harán? Para no olvidarlas, porque es la Ley que nos da Jesús. ¿Lo harán? Gracias (Audiencia general, 6 de agosto de 2014).
5. Hoy la Palabra de Dios se lee en todas las lenguas, todos tienen el Evangelio en su idioma para leerlo. Y vuelvo al mismo concepto: siempre es bueno llevar con nosotros un Evangelio pequeño, para llevarlo en el bolsillo, en la cartera, y durante el día leer un pasaje. Esto nos hace bien. El Evangelio está difundido en todas las lenguas porque la Iglesia, el anuncio de Jesucristo Redentor, está en todo el mundo. Y por ello se dice que la Iglesia es católica, porque es universal (Audiencia general, 17 de septiembre de 2014).
6. Pero no podemos ser mensajeros de la consolación de Dios si nosotros no experimentamos en primer lugar la alegría de ser consolados y amados por Él. Esto sucede especialmente cuando escuchamos su Palabra, el Evangelio, que tenemos que llevar en el bolsillo: ¡no olviden esto! El Evangelio en el bolsillo o en la cartera, para leerlo continuamente. Y esto nos trae consolación: cuando permanecemos en oración silenciosa en su presencia, cuando lo encontramos en la Eucaristía o en el sacramento del perdón. Todo esto nos consuela (Ángelus, 7 de diciembre de 2014).
7. Jesús es la Palabra de Dios, Palabra que está en la Biblia, en los Evangelios. La Palabra de Dios es luz que orienta nuestro camino, nutre nuestra fe y la regenera. Es la Palabra de Dios que renueva continuamente nuestro corazón y nuestras comunidades. Por lo tanto, no olvidemos leerla y meditarla cada día, a fin de que llegue a ser para cada uno como una llama que llevamos dentro de nosotros para iluminar nuestros pasos, y también los de quien camina junto a nosotros, que tal vez le cuesta encontrar el camino hacia Cristo. ¡Siempre con la Palabra de Dios! La Palabra de Dios al alcance de la mano: un pequeño Evangelio en el bolsillo, en la cartera, siempre, para leerlo. No se olviden de esto: ¡siempre conmigo la Palabra de Dios! (Ángelus, 6 de enero de 2015).
8. Ustedes, padres, y también ustedes, padrinos y madrinas, abuelos, tíos, ayudarán a estos niños a crecer bien si les dan la Palabra de Dios, el Evangelio de Jesús. ¡Y darlo también con el ejemplo! Todos los días, adquirid el hábito de leer un pasaje del Evangelio, pequeño, y lleven siempre con ustedes un pequeño Evangelio en el bolsillo, en la cartera, para poder leerlo. Y este será el ejemplo para los hijos, ver a papá, a mamá, a los padrinos, al abuelo, a la abuela, a los tíos, leer la Palabra de Dios (Homilía en la fiesta del Bautismo del Señor, 11 de enero de 2015).
9. Les pido siempre tener un contacto cotidiano con el Evangelio, leerlo cada día, un trozo, un pasaje, meditarlo y también llevarlo con ustedes adondequiera que vayan: en el bolsillo, en la cartera… Es decir, nutrirse cada día en esta fuente inagotable de salvación. ¡No se olviden! Lean un pasaje del Evangelio cada día. Es la fuerza que nos cambia, que nos transforma: cambia la vida, cambia el corazón (Ángelus, 1 de febrero de 2015).
10. Es tan importante preguntarse: ¿cómo debemos recibir la Palabra de Dios?. La respuesta es clara: como se recibe a Jesucristo. La Iglesia nos dice que Jesús está presente en la Escritura, en su Palabra. Por este motivo yo aconsejo muchas veces que se lleve siempre un pequeño Evangelio -además, comprarlo, cuesta poco- para tenerlo en la mochila, en el bolsillo, y leer durante el día un pasaje del Evangelio. Un consejo práctico, no tanto para aprender algo, sino para encontrar a Jesús, porque Jesús está precisamente en su Palabra, en su Evangelio. Así, cada vez que leo el Evangelio, encuentro a Jesús (Homilía en Santa Marta, 1 de septiembre de 2014).