RECORRIDO DEL MUSEO DE SITIO: Conceptuado como Bien Inmaterial
1. Tránsito de entrada. S. XIII
El Tránsito o antiguo “Pasillo de las Capillitas” es la zona más antigua del edificio, actualmente es la entrada principal al Conjunto histórico desde la calle Trinquete de Caballeros. Se conoce documentalmente su ubicación y uso desde el s. XIII.
En este paso hacia el Patio Norte había varias capillas, dedicadas a diversas advocaciones. Las más conocidas eran la de la Virgen del Milagro y la del Cristo de las Penas. Todas ellas con su vaso funerario correspondiente o cripta, para enterramiento de sus cofrades. En el s. XVIII se demolió el techo abovedado y se construyó la actual techumbre; y se protegió de la humedad con un zócalo de azulejos.
2. Cruces rojas del siglo XIII.
Quizá lo más importante del Tránsito es la pared policromada con las Cruces Rojas de los cruzados, del siglo XIII. También llamadas cruces “Epatés” o de “pata de Verós”. Similares a las cruces pintadas y talladas en los muros de los edificios construidos por los cruzados en Jerusalén. Su número y trazado corresponden al cargo y número de “freires”, es decir, de los caballeros sanjuanistas que vivían en el recinto Hospitalario.
Las dos de mayor tamaño corresponderían al Comendador de Torrente y al Teniente de Prior de San Juan del Hospital y las cuatro de menor tamaño por los comensales.
En el muro de las cruces rojas se abre una interesante “saetera” que perteneció a la construcción primitiva fortificada o incluso a la anterior, islámica.

Primitiva capilla de El Tránsito. S. XIII. Nuestra Señora del Milagro. Reproducción s. XX, de José Luis Roig
3. Primitiva capilla del Tránsito. S. XIII
Un arco ojival de traza primitiva es lo que queda de las capillitas originales que se establecieron en este Tránsito o paso al patio de acogida, el “ospedale” o patio norte del conjunto. En él está instalada una imagen de Nuestra Señora del Milagro, réplica del s. XX del escultor José Luis Roig, inspirada en la imagen auténtica del siglo XIII, traída por los conquistadores y que se conserva en el museo de la Catedral de Valencia.
4. Arcos en el patio del Vía-Crucis.
Cinco arcos apuntados, de sobria pero robusta construcción, señalan lo que fue la zona del albergue u “ospedale” primitivo, que acogía a enfermos, indigentes y moribundos. Era el carisma de la orden religioso-militar del Hospital de San Juan de Jerusalen, orden fundada en el s. XI en Palestina por unos mercaderes de Amalfi, Italia.
Sobre ellos estaban las estancias de los “freires” o comensales (los que vivían en el recinto) de la Orden de San Juan de Jerusalén. (Así está explicado en el “Libre de los Consellers”, de finales del s. XV)
5. Puerta románica de la primitiva iglesia de San Juan, siglo XIII.
Enfrente de los arcos, en la zona más antigua del Conjunto hospitalario, está la conocida puerta románica, uno de los accesos al templo.
Se abre entre contrafuertes y consta de dos cuerpos: el inferior, que corresponde a la fábrica más antigua, está formado por un arco de medio punto con tímpano de lisas dovelas al mismo nivel de la fachada y rematadas por una doble moldura o “bordón” que recorre la rosca del arco.
El arco superior lo forma una ojiva con bóveda apuntada, es un “arco de cobijo” que, como su nombre indica, protegía la puerta de las inclemencias del tiempo.
Está descentrado respecto al eje de la puerta inferior. En él se abre un óculo de trazado equlíneo, con el escudo de ocho puntas de la Orden sanjuanista, estilizado en la tracería de piedra. Fue concedida esta cruz a la Orden por el papa Alejandro IV a mediados del XIII, representan las ocho bienaventuranzas, ejercidas por la orden hospitalaria.
6. Escudo primitivo de la Orden de San Juan de Jerusalén, siglo XIII.
Situado sobre el alfiz de la puerta, puede verse el primitivo escudo de la orden del Hospital. Hecho en madera impostada en la piedra, que sin duda estaría policromado con la cruz en blanco y el fondo en gules, rojo, pero la intemperie ha cambiado los colores. Este elemento sirvió al académico D. Elías Tormo Monzó para datar cronológicamente la construcción de esta parte de la iglesia, más antigua incluso que la fábrica de la catedral, de 1263, ya que el cambio de escudo de la orden se produjo durante el pontificado anterior a esta fecha.
7. Gradas del Circo romano de Valencia.
Al avanzar hacia el fondo del patio se ven en el suelo, señalado con cuatro líneas paralelas de bronce, la traza de los muros romanos que sostenían las gradas del “Circus de Valentia”, construido en el siglo III d.C. Su dimensión es de aproximadamente 300 metros de longitud por 150 de ancho, (desde la Plaza de Nápoles y Sicilia hasta la calle posterior del Colegio del Corpus Cristi o Patriarca), tenía cabida para 10.000 espectadores. (Estudio de Albert Ribera).
8. Capilla de San Ferreol.
La actual entrada a la nave de la iglesia es la antigua capilla de San Ferreol o de los Almella; contiene un vas funerario que pertenecía a la Familia Almela que lo adquirió de sus primeros usuarios. Fue dañada durante el bombardeo de la Guerra de la Independencia. Las dovelas de los arcos de su bóveda de crucería tabicada, fueron numeradas, desmontadas y guardadas para poder usar la estancia. Su último uso fué como sala de máquinas del cine SARE, que se instaló en la iglesia durante la década de los 60 del s. XX.
En los primeros años del s. XXI, fue recuperado el espacio original y reconstruida la bóveda. Las dovelas y secciones pétreas, incluida la clave, habían sido halladas durante el desescombrado del Patio Sur, durante el campo de trabajo universitario del año 1994-95. Se investigó y estudió la posibilidad de su reconstrucción a partir de las ménsulas aun ubicadas en su lugar y que coincidían con la numeración original intacta de las piezas halladas.
9. Tramadas del antiguo atrio. Capilla de la Virgen de los Estudiantes, siglo XIV
Se trata de un tramo del antiguo atrio que servía de paso del patio norte al patio sur y formaba parte de la calle del mismo nombre. Se accede bajo un arco conopial, de elementos reutilizados, a un espacio formado por dos tramos de bóveda de crucería que están descentrados y son asimétricos. En las ménsulas, donde se apean los arcos, y en las claves, hay decoración de armas y de escudos nobles: Los Mascarell. Sobre la techumbre semiderruidas de esta capilla aparecieron las ánforas acústicas que se encuentran en la sala de exposición del museo y que servían para aligerar la carga de las bóvedas y dotar de sonoridad al recinto.
10. Imagen de Nuestra Señora la Virgen de los Estudiantes.
Esta capilla de los Mascarell tiene ahora una advocación muy celebrada, se debe a que allí se encuentra colocada una imagen de la Virgen “de los Estudiantes” y a ella acuden en gran número de colegiales, universitarios y hasta algún opositor o escritor famoso.
Se trata de una talla gótica de la Virgen María sedente, con el niño Jesús en su rodilla izquierda. Fue encontrada en 1967 por unos cazadores en un refugio del pueblo de Rada de Haro (partida de Belmonte, provincia de Cuenca); se encontraba entre la leña y fue adquirida al pastor del refugio por lo que les pidió: los dos jamones que habían adquirido y 1500 pesetas que llevaban.
11. Capilla del Calvario.
La capilla fue originalmente la capilla de los Maçeros del Ayuntamiento, que tenían bajo el altar el acceso a su sepultura: una gran cripta. Actualmente se ha dedicado al Cristo de las Penas, titular de la Antigua Cofradía del mismo nombre que tenía su lugar primitivo en el Tránsito. Era una advocación de gran tradición en las celebraciones de la Semana Santa desde el s. XIV-XV y tenía encomendada la asistencia a los presos de la cárcel.
Las imágenes que componen el Calvario son de gran interés artístico. Adquiridas a un anticuario en la década de los 70 del s. XX, han sido restauradas recientemente y bajo las capas de múltiples retoques ha aparecido y se ha podido recuperar la policromía original, de gran belleza.
La Virgen y San Juan son del siglo XII, realizadas en madera de boj u olivo de una sola pieza sin ensamblajes; talladas ciñéndose a la estructura del tronco, ligeramente curvada hacia la izquierda, lo que origina un leve movimiento que les da gracia y volumen. La policromía imita la textura de las telas de la época, con motivos vegetales y oro en los detalles. La talla de San Juan coloca el brazo derecho apoyado en el rostro: expresión máxima de dolor que se permitía en la representación de los personajes que acompañaban a la divinidad, y que quedó como distintivo de la figura de San Juan durante siglos.
La imagen del Cristo crucificado sobre un Árbol-cruz es del siglo XIV. La talla es probablemente de frutal mediterráneo, compuesta por el ensamblaje de tres piezas: el cuerpo central y los brazos. Tiene la cabeza inclinada al estilo franciscano, con arruga frontal sindónica. En la parte posterior se percibe una oquedad, recubierta de tela y estuco, que se usaba como relicario. La forma del “perizoma” o paño de la pureza, corto, anudado al lado derecho, determina la época de la realización de la figura, dado que la longitud de la caída de la tela fue admitida corta de longitud, en el siglo XIV. Es de color azul claro con atrevido dibujo en plata, de marcada influencia italo-bizantina.
La cruz conserva sus características de árbol, con el brote de las ramas. Policromada en gris verdoso pálido con pequeñas florecillas en rojo y azul oscuro, representa la victoria de Cristo sobre la muerte. El INRI es una tablilla de madera tallada en forma de pergamino enroscado en los extremos y policromada en blanco y cadmio, letras en azul cobalto claro y oro en los bordes, tan diferente de la tradición de esta tablilla.
12. Capilla de San Pedro. Retablo. S. XIV-XV
Retablo anónimo, de origen pirenaico catalano-aranés, realizado con estofado en oro y rica policromía. La tabla central representa a San Pedro que ostenta las Llaves del Reino de los cielos como atributo. Las escenas laterales no hacen referencia a la imagen central, sino más bien a la vida de la Virgen: Anunciación, Natividad, Adoración de los Reyes y Ascensión al cielo. En el pináculo la Crucifixión. En todas ellas María está presente. Lo rodea un guardapolvo o “polsera”, hecho posiblemente con tablaje de alguna techumbre derruida y desmontada, con policromía y motivos más cercanos al s. XV.
13. Capilla de la Virgen María Madre de Dios
Históricamente esta capilla fue fundada por el caballero Berenguer de Peramola en 1401, bajo la advocación de San Dionisio y Santa Margarita, como dejó escrito en su testamento. De hecho en esta capilla había un bellísimo retablo dedicado a estos santos (pintado por el Maestro de Cabanyes, entre 1505 y 1510), que en 1939 fue trasladado al Museo Diocesano y en la actualidad está ubicado en una capilla de la girola de la catedral de Valencia.
Esta capilla recibió otras advocaciones, la última, hasta 1936, “de la Virgen del Remedio”. Actualmente se dedica a la advocación de la Virgen Madre de Dios. Un óleo anónimo del s. XVIII, que representa a la Virgen del Buen Reposo o de la Leche, en su maternal actitud hacia el Niño, sirve de icono de la advocación para las jóvenes esposas y madres que se acogen a Su protección.
14. Nave central y Presbiterio.
El presbiterio es octogonal, del que se aprecian cinco de sus lados, al más puro estilo nacido en las construcciones del Santo Sepulcro en Jerusalén. La bóveda de plementería mudéjar se encuentra perfecta y es la original. Tres alargadas ojivas rasgan los muros centrales, se cierran con alabastro o “pedra de llum”.
15. Bandas sanjuanistas rojas y blancas, siglo XIII.
Sobre los sillares de dos paños centrales, se perciben las bandas verticales bicolores, rojas y blancas de la orden del Hospital de San Juan de Jerusalén. Solían distinguir las tiendas de sus campamentos, las insignias en las batallas y las velas de sus naves. Son pinturas originales del siglo XIII realizadas con técnica del temple a la cola, sin preparación. Alcanzan una altura de 6 metros y cada banda tiene una anchura de 8 cm.
16. Preside la Imagen de Nuestra Señora del Milagro:
Escultura en piedra tallada por José Esteve Edo, que la realizó en 1974. Policromada por Antonio Piró.
Esta imagen es una réplica ampliada de la que se encuentra en el Museo Diocesano de la Seo de Valencia procedente de San Juan del Hospital. La original es de gran valor por su antigüedad, fue traída en 1238 por los Caballeros de la Orden de San Juan de Jerusalén, durante la Conquista de Valencia. Se conserva documentación sobre ella desde 1245. Escuela de imaginería de la zona navarro-aragonesa.
El Papa Adriano IV, en 1552 concedió privilegio de “indulgencia plenaria” a quien pronuncie una jaculatoria ante ella. El 23 de Mayo de 1971 D. José Maria García Lahiguera, arzobispo de Valencia, la bendijo y entronizó de nuevo en San Juan del Hospital.
17. Imagen de San Juan Bautista, titular de la iglesia:
El autor de la escultura en bronce es Alfredo Biagini (Italia, 1886) de la escuela naturalista italiana. Donada a la iglesia de San Juan del Hospital por el Infante de España D. Luis de Baviera, quien por medio del Duque de Hernani, Presidente de la Soberana Orden de Malta para la lengua de España, la entregó al Marqués de Baldoví, D. Javier Manglano, para efectuar su traslado a Valencia el 14 de julio de 1970.
18. Sillería del siglo XV:
El origen supuesto de este fragmento de sillería es el Monasterio de San Benito de Calatayud del s. XII, anejo al Monasterio de benedictinos de Oña. Atribuida a Francisco Gomar, escultor español nacido en Zaragoza en el s.XV, fue adquirida, en muy mal estado, por los Barones de la Real Jura, Exmos. Sres. D. Luís de Muller y de Ferrer, y su esposa, Doña Blanca de Morenés y Carvajal.
En 1996, su hijo, D. Jaime Muller y Morenés, la ofreció para el templo a D. Manuel de Sancristóval y Murua, rector de la iglesia de San Juan del Hospital. En Diciembre de 1996 se trasladaron al taller de carpintería de los Hermanos Arnal Domingo, en Serra, (Valencia) las 13 piezas para ser ensambladas y restauradas. La sillería original fue tallada en madera de roble de Flandes; las piezas añadidas en la restauración, en madera de roble francés.
19. Columnas del arco toral. Capiteles califales S. X.
Los dos tramos inferiores de los fustes anillados de las columnas torales, que enmarcan el presbiterio del templo, son de mármol blanco de factura romana. Posiblemente jalonaban la spina del circo y fueron reutilizados del mismo modo que las lápidas y otros restos, que aún se hallan situadas en la calle del Trinquete de los Caballeros y en la cripta de Sta. Bárbara.
Los fustes superiores de las columnas, son de mármol rosa con capitel de nido de abeja, de la época califal del siglo X. Son idénticas a las que se hallan en el Palacio de Medina Azahara en Córdoba y en el museo de la Alhambra de Granada, que provienen del mismo palacio. En el fuste del lado sur, pintado en rojo oscuro sobre el mármol, hay un signo hebreo que representa la hiedra. (el pecado que se enreda entre los pies)
20. Losas sepulcrales, siglo XVII y XVIII.
En el centro de la nave de la iglesia pueden verse varias lápidas en mármol negro con embutidos en mármol blanco de la Cruz de Malta, escudos y títulos de Frèires o Caballeros de la Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén. Algunas de ellas, desubicadas de su lugar de origen, se han colocado en la Capilla penitencial al fondo del templo.
21. Primitiva capilla de Santa Bárbara. (Sur del presbiterio)
Capilla fundada por la emperatriz Constanza de Grecia y dedicada a esta devoción que la emperatriz trajo consigo. Fue construida entre los contrafuertes del sur del ábside. En la clave de la bóveda de crucería se puede ver el “Águila gibelina”, escudo de los Hohenstaufen. Los capiteles de las columnillas adosadas se adornan con aguiluchos, emblema de la casa de Sajonia o baja Austria en el s. XIII, que correspondía a la enseña del emperador Federico II, padre de Constanza.
Conserva un gran ventanal con delicada tracería tripartita, cerrado con alabastro. El plinto es alto con reminiscencia italiana en la labra: las lágrimas de San Francisco o Tau.
En el suelo de la capilla se encuentra una losa por la que se puede acceder al “pudridero”. Es un espacio de planta rectangular cubierto con bóveda de cañón de reducidas dimensiones (1,80 m de largo, 0,70 m de ancho y 0,90 m de altura). Aquí fueron depositados los restos mortales de Doña Constanza a partir del 15 de abril de 1307, día en que falleció, para posteriormente colocarse en un sarcófago.
Actualmente se ha colocado una pila bautismal en piedra.
22. Capilla de San Francisco de Asís. Acceso a la cámara oculta. (Norte del presbiterio)
La capilla se encuentra entre los contrafuertes del lado norte del ábside, se data entre los siglos XIV-XV. Enterramiento del Conde de Peñalva, mayordomo real. A la capilla se accede por un arco formero trilobulado de gran altura y con capiteles de decoración vegetal. Lo más interesante es la bóveda con la que se cubre. Se trata de una bóveda de crucería en la cual los nervios se entrecruzan formando un nudo; solución de gran audacia constructiva por parte del maestro de obras, ya que une la cubierta con los muros, algunos al parecer preexistentes, con una gran conocimiento de la estereotomía de la piedra, que muestra un gótico muy maduro.
En lo alto del muro oeste hay una abertura que da paso a una “cámara oculta” sobre la capilla de las pinturas murales; es otra capilla de idénticas dimensiones, a la que sólo se podía acceder por una antigua escalera de caracol, situada en el interior del muro o a través de la pequeña abertura a unos siete metros de altura. Este lugar, llamado también “reconditorio” servía para ocultar el Santísimo Sacramento, las reliquias de los santos o joyas de las imágenes. En las órdenes religioso-militares, se usaba a veces como calabozo. En el siglo XIX se situó el archivo de la iglesia.
Es una cámara de bóveda apuntada, que posee un arco transversal ojival sobre el que descarga el muro oeste de la torre del campanario, obra del siglo XVII. Desde la cámara oculta arranca la escalera de caracol de subida a la sala de las campanas.
23. Capilla de San Miguel Arcángel o de las pinturas murales, siglo XIII.
Dedicada al Arcángel San Miguel, (advocación que Jaime I gustaba repetir en sus fundaciones). Esta capilla corresponde a la misma etapa constructiva de la puerta románica del patio norte, es decir, a la mitad del siglo XIII. Se trata de una capilla cubierta con bóveda de cañón apuntado (aunque primero fue de cañón semicircular, como se ha visto en los trabajos de restauración), y en su muro norte se abre la rasgadura románica que apreciamos desde el exterior.
Lo más interesante de esta capilla son las pinturas que la decoran; consideradas una joya dentro de la pintura medieval valenciana; han sido fechadas en las últimas décadas del siglo XIII. Interesantes no sólo desde el punto de vista artístico, sino también desde su singularidad dentro del terreno de la pintura parietal de la época en el Reino de Valencia. De los posibles autores poco se sabe, pero al observar con detenimiento esta obra podemos hablar de un pintor de extremada calidad y delicadeza técnica, en cuanto a formas y a matices, que utiliza un procedimiento de pintura al temple pero con componentes grasos (casi de pintura al óleo, algo muy posterior y que resulta muy avanzado para su tiempo), para dar veladuras, rematar detalles, etc. También se percibe influencia bizantina en cuanto al estilo y mensaje iconográfico.
Su mensaje iconológico es la Alianza de Dios con los hombres. Tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo. Pero su dedicación a San Miguel Arcángel, hace que en el frontal estuviera representada la batalla de los ángeles referida en el apocalipsis.
24. Real Capilla de Santa Bárbara. S. XVII
Capilla de fábrica barroca, obra del arquitecto Juan B. Pérez Castiel, con fecha de 1689 inscrita en su ornamentación. De su construcción (se empezó en 1686) se conservan documentos donde se detallan los autores y diversos gremios empleados en su ornamentación.
La cúpula se sustenta sobre pechinas en las que se han representados los atributos de la Santa: la torre donde fue encerrada, la custodia con el santísimo, la palma del martirio y la columna donde fue azotada sustentadas por el águila del escudo de la Emperatriz Constanza, que mandara construir la primera capilla.
25. Florón de la clave de la cúpula de la Real Capilla de Santa Bárbara.
Dentro de la rica decoración de la capilla destaca, en la clave de la cúpula, un florón octogonal con ménsulas antropomorfas de las que cuelga un ángel portador de una palma, referente al martirio de Santa Bárbara. Es una obra del escultor valenciano José Capuz, de madera policromada al temple sobre estuco en pan de oro.
26. Retablo barroco de origen palentino.
El retablo de la capilla está hecho en madera dorada y procede de Palencia, sustituyendo al retablo quemado en 1936. La puerta del sagrario es un bajorelievo de la Sagrada Familia obra del s. XX de Vicente López.
La hornacina fue recuperada recientemente y todo el retablo restaurado, dentro del desarrollo del Proyecto Raphael aprobado por la Comisión Europea de Cultura. En las alas de los angelitos que decoran el pináculo están las inscripciones originales con las fechas que escribieron los artesanos cuando se construyó.
27. Esgrafiados barrocos.
En esta capilla podemos apreciar muy de cerca la técnica ornamental del esgrafiado. Técnica muy antigua pero que alcanza su desarrollo y método en el trabajo de los artesanos mudéjares, que perduraría y se extendería principalmente por el sudeste español. Es una manera fácil de decorar el enlucido de los muros y usa motivos vegetales y antropomórficos, generalmente con solo dos tonos en la policromía: el propio del yeso y el negro de humo.
28. Capilla de la Pasión. Capilla de los Joan -Torres.
Construida en el siglo XV por Pere Balaguer como la primera capilla añadida en el lado Norte de la nave. Es un espacio rectangular de cinco metros de lado por cuatro de ancho, cubierta por bóveda de crucería, cuyos nervios de piedra convergen en una clave central y parten de cuatro ménsulas historiadas con motivos heráldicos de Joan-Torres. Originalmente tuvo advocación del Santo Crucifijo, para más tarde ser dedicada a la Inmaculada Concepción, cuando fue constituida como Capilla Castrense, hasta que ésta se trasladó a Santo Domingo.
En ella está ubicado el Retablo de la Pasión de Jerónimo Vallejo Cosida. Renacentista. Artista aragonés manierista que realizó este retablo por contrato del 20 de Diciembre de 1578, como encargo del Ilmo. D.Antonio García, obispo de Útica (Cartago) para el altar mayor de la Colegiata de Valtorres (Teruel). El ilustre personaje figura en la predela, así como su escudo de armas en los ángulos superiores del retablo.
29. Losa-escudo en mármol blanco de la familia Joan-Torres
Familia de origen bizantino e italiano, que llegó al Reino de Valencia a finales del s. XIII, acompañando a la Emperatriz Constanza de Grecia. Un escudo en mármol blanco ostenta los símbolos de la estirpe. Es una losa de talla en bajorelieve que rodea el centro con una corona de laurel, sosteniendo un escudo de perfil suabo o de la Baja Austria, con los motivos heráldicos de la familia Joan-Torres (de origen imperial): Cuartelado en sovter con torres y águilas.
30. Capilla de San Josemaría Escrivá de Balaguer.
Dedicada en el año 2002, año del centenario del nacimiento del San Josemaría Escrivá de Balaguer, en agradecimiento por la iniciativa del Beato de abrir al culto la Iglesia de San Juan del Hospital.
La imagen en bronce es del escultor Rafael Huerta Celaya, del s. XX.
31. Capillas penitenciales.
La última capilla del lado norte de la nave se ha dedicado a capilla penitencial o de confesionarios junto con la instalada a los pies de la iglesia.
Esta capilla que fue destruida durante el asedio de las tropas francesas en el s. XIX, fue destinada, tras una somera reconstrucción a despachos muy pobremente construidos. En el año 1969 se demolieron y se reconstruyó, siguiendo el canon de la fábrica gótica de la iglesia y tras haber hallado, bajo su recubrimiento neoclásico, los arranques de los arcos ojivales primitivos.
Un díptico en bajorrelieve del s. XVII de escuela flamenca, que representa el calvario, adorna este espacio.
32. La nueva capilla penitencial, a los pies de la nave, formaba parte de ese desaparecido callejón o atrio que limitaba el conjunto hospitalario por el oeste. En ella se puede apreciar un arco ojival de plementería, cegado hace siglos, y que pudo ser el clásico arco o “aguja” que jalonan las callejuelas hebreas o musulmanas.
En el muro, empotradas, hay tres losas funerarias del s. XVII; la más importante corresponde al Marques de Sada, personaje de la Orden sanjuanista que pidió en testamento ser trasladado a San Juan de los Panetes, en Zaragoza, tras su muerte, como así se hizo varios años después.
Otros objetos de interés son: una imagen de San José atribuida a Vergara. Un arca de novia del s. XVII y un banco del s. XVI, que proviene del Monasterio de Cotalba. La clave barroca del XVII que se hallaba en el presbiterio, se ha instalado en el techo tras su restauración.
33. La imagen de la Virgen de los Desamparados preside la capilla. Es una talla del s. XVIII de la Patrona de Valencia. Donada por la familia Montalt el siglo pasado.
34. Patio sur. Cripta de Santa Bárbara.
Desde la calle del Trinquete de los Caballeros, (su nombre indica el uso para este juego). Se accede a lo que fue el Patio de Santa Bárbara tras el muro almenado, que ya figura en el plano de Tosca de 1704,.
En este pequeño recinto se encuentra la entrada a la cripta de Sta. Bárbara.
Esta cripta se reconstruyó en el siglo XVI, pero para ello se reutilizaron los elementos pétreos del siglo XIII y XIV del arco-solio primitivo del enterramiento de la Emperatriz Constanza de Grecia.
Es un espacio de planta rectangular cubierto con bóveda de medio cañón, con ladrillo dispuesto a rosca, con las medidas aproximadas de seis metros de largo, tres de ancho y cuatro de profundidad. En el fondo se encontró el muro oeste de la spina del circo romano del siglo III, (el muro este de la spina está oculto pues sirvió de cimiento o soporte a un lateral de la cripta).
Varios elementos constructivos: basas romanas, tapas de sarcófagos y estelas sirvieron para levantar los muros. Con todo ello se completó la información que, junto con las gradas encontradas en el patio norte, (y otros restos exteriores al conjunto) sirvieron para determinar la métrica del Circo romano de Valencia, según la investigación y estudio de Albert Ribera.
35. Cementerio medieval.
Avanzando hacia el fondo del patio se llega al espacio cementerial, núcleo de interesantes y únicas construcciones hospitalarias. También a la puerta románica de entrada a la iglesia desde el patio sur.
Ésta portada de la iglesia desde el cementerio, repite el mismo esquema que la puerta norte, arco de medio punto románico, con gran dovelage, al que se le superpone un ventanal igual al del lado opuesto. A la derecha, impostado, rompiendo la fábrica de la puerta, se puede apreciar un arcosolio sumamente interesante. Es uno de los mejor conservados, que tiene estructura de arco apuntado con restos de decoración mural: las cruces rojas de los caballeros cruzados. Es la sepultura de Fernández de Heredia. Última década del s. XIV.
Una pila de piedra impostada en el s. XVIII (posiblemente la que se hallaba en la zona sepulcral de la cripta de Sta. Bárbara) permite que el agua bendita caiga por un caño, que atraviesa el muro, sobre la pila con la reliquia de la santa, la columna traída por Constanza, situada en el interior de un contrafuerte de la Capilla barroca.
36. Capilla hospitalario-funeraria o del rey Don Jaime, mitad del siglo XIII.
Es una de las primeras manifestaciones de la arquitectura gótica abovedada en tierras valencianas, se trata de una edificación del último tercio del siglo XIII, fundada por Arnau de Romaní, caballero de la conquista, como capilla de Santa Mª Magdalena. Según documento de 1324, que se halla en el Archivo del Reino, el testamento de su nieto Llançol de Romaní.
Esta tipología de una capilla exenta en los conjuntos hospitalarios parece derivarse de las primeras construcciones de los cruzados en Tierra Santa. Aparecen flanqueadas por espacios abiertos y la capilla actúa como eje de división simétrico. Esta solución fue adaptada por los hospitalarios y encontramos varios ejemplos de este tipo de capillas en diversos puntos de Europa., por ejemplo en Memling, fundación de la Orden de San Juan de Jerusalén en Bélgica y en Alemania.
Colocada algo elevada en el centro de un espacio dedicado a cementerio, está formada por una crujía y un ábside y fue cubierta por un tejado a dos aguas (como lo prueba el plano de Mancelli, 1601) aunque actualmente no se conserve. El interior es un tramo de bóveda de crucería, con nervios de piedra y plementería de ladrillo dispuesto a rosca. Su cabecera es poligonal con cubierta de cascarón románico. Los canecillos que circundan la cornisa son muy peculiares iconográficamente: las vieiras de los peregrinos, el León de Judá, la cabeza de un rey… Jaime I, de una joven… y jalonando toda la cornisa, la luna creciente boca abajo del escudo de los Romaní.
37. Arco-solios del antiguo cementerio del Conjunto de San Juan del Hospital.
Como algo anacrónico y lleno de misterio vemos seis arco-solios adosados al muro de tapial que dominan el cementerio por el lado sur y que se podrían fechar en torno al siglo XIII y XIV. Era el cerramiento de la parcela original limitada por el callejón de Cristóforo Soler, (cerrado en el s. XV).
Son arcos románicos y góticos, con algo más de un metro de profundidad, en los que en la parte inferior se abre un hueco: vas o carner, en el que eran depositados los difuntos.
Los arcosolios estuvieron en uso hasta mediados del XVIII. (Fue el último cementerio intramuros que se cerró en Valencia y cementerio de neo-natos). Se trata de lugares de enterramiento de cierto prestigio, pertenecientes a familias nobles o gremios. Documentalmente se conoce que muchos de ellos estaban decorados, no sólo con escudos de las sagas allí enterradas, sino también con escenas piadosas como por ejemplo, una Piedad, representada en el fondo del arco-solio de un tal Guillem de Montagut, (por la descripción que se hace en el documento del Visitador, de que se podía ver la pintura desde el interior de la iglesia a través de la puerta románica sur).
El primer arco de la derecha (de medio punto), contiene una valiosa información en su policromía, ya que es igual a la de los más antiguos arcos de este tipo, obra de los cruzados en el S. XI que se han encontrado en Duraeuropos, Siria. Estaban policromados con el color gualda en su rosca superior y el almagra en los pilares inferiores. Así se puede ver en este arco del cementerio de San Juan del Hospital. Lo que indica su antigüedad y tradición aun medio-oriental. Han sido restaurados en su fábrica y se han producido numerosos hallazgos tanto técnico-constructivos como de cerámica y ajuar funerario. Actualmente se trabaja en la recuperación de sus policromías.