El 4 de agosto la Iglesia celebra la Fiesta del Santo Cura de Ars. Juan María Vianney, nació en 1786 en Dardilly, un pueblo cerca de la ciudad francesa de Lyon. Fue el cuarto de ocho hermanos pertenecientes a una modesta familia de campesinos. Desde pequeño trabajó en los campos, por lo que no tuvo una profunda formación escolar.
En su adolescencia comenzó a sentir la vocación del sacerdocio, por lo que fue al pueblo de Ecully a recibir formación de manos del Padre Balley. Sus maestros pronto notaron que, a pesar de tener buenas intenciones, no tenía memoria ni aptitud para el estudio. Tras muchas dificultades académicas el 13 de agosto de 1815 fue ordenado sacerdote. Posteriormente, luego de la muerte de su benefactor, el Padre Balley, fue enviado como capellán al pueblo de Ars, que apenas contaba con 300 habitantes aproximadamente. Poco a poco la gente comenzó a acercarse a la iglesia. Muchos de ellos quedaban maravillados por la sencillez de los sermones del Padre Vianney y por su coherencia de vida cristiana. El mayor ministerio del Santo cura de Ars fue la administración del sacramento de la penitencia. Llegaba a pasar hasta 12 horas diarias en el confesionario. Las conversiones que lograba, según la gracia de Dios, eran impresionantes. Daba consejos claros y sencillos y recibía con misericordia a los pecadores arrepentidos. Muchas veces fue tentado y asediado por el demonio, pero el Santo cura pudo resistir, por la fe en Dios, y continuó con la atención de las almas hasta su muerte en 1859.
San Juan María Vianney, siendo un cura de aldea, fue proclamado patrono de todos los sacerdotes del mundo. Especialmente, de los párrocos. San Juan María Vianney nos enseña que la misericordia y el celo por el bien de las almas son las mejores armas con las que un sacerdote puede contar. Más que la erudición académica y la elocuencia del púlpito.
Lo canonizó el papa Pío XI el 31 de mayo de 1925, quien tres años más tarde, en 1928, lo nombró Patrono de los Párrocos. El Papa Benedicto XVI proclamó a San Juan María Vianney «Patrono de todos los sacerdotes del mundo» el 19 de junio de 2009. Su cuerpo se conserva incorrupto en la Basílica de Ars.