Todos los días pasan por la iglesia de San Juan del Hospital cientos de personas. Muchos son habituales: acuden a una de las tres Eucaristías diarias, vienen a confesarse con un sacerdote, a rezar un rato o a consultar algo en la oficina. Otros son visitantes ocasionales. Algunos quieren sellar su credencial del Camino de Santiago como punto de inicio de su peregrinación. San Juan fue la primera iglesia construida tras la conquista de Jaime I en 1238 y contó con el primer albergue de peregrinos en la ciudad. Otros son turistas que buscan la iglesia orientados por una guía o una recomendación, o simplemente la descubren en su paseo por el centro de Valencia. Entre estos últimos, a bastantes les llama la atención lo escondida que está la iglesia y, más en concreto, su entrada.

En el siglo XIII, la iglesia tenía dos portadas cerca del ábside, una recayente al patio norte y otra al patio sur, hacia el cementerio. Son las que se conservan en la actualidad, con grandes puertas de madera, aunque el visitante las suele encontrar cerradas. En el siglo XIV, con la ampliación en longitud de la iglesia, se construyó una nueva portada lateral para acceder por el patio norte, hacia el final de la nave. Esa tercera portada aparece representada en el famoso plano de Valencia del Padre Tosca, del año 1704, entre dos capillas laterales. En el dibujo esquemático se aprecian también la Real Capilla de Santa Bárbara y el área del cementerio medieval.

La tercera portada se aprecia entre dos capillas laterales (Plano del Padre Tosca. 1704)

Sin embargo, poco después de que el Padre Tosca documentara el conjunto de San Juan del Hospital, la iglesia gótica sufrió una remodelación neoclásica en su interior. En los primeros decenios del siglo XVIII, se construyó una capilla lateral delante de la tercera portada, que la hizo desaparecer. Aquella capilla, reformada hacia 1970, corresponde con la actual de San Josemaría. Desaparecida la puerta de la nave, se habilitó una nueva entrada lateral por los pies de la iglesia. Se aprovechó la antigua calle del atrio, que conectaba el patio norte y el cementerio medieval. La calle se cubrió, se colocó una puerta y se convirtió en el acceso habitual de la iglesia. Existen imágenes de los años 60 del siglo pasado, cuando la nave se utilizaba como cine, donde se aprecia el letrero SARE encima de esa entrada.

Cine SARE. Entrada e interior de la iglesia con el recubrimiento neoclásico

Cuando comenzó la restauración del conjunto, a partir de 1967, se remodeló todo ese espacio de acceso, pero se mantuvo como entrada a la iglesia. Se instaló una cubierta de carácter provisional, mientras se barajaban diferentes opciones para el futuro, y se puso un alero sobre la puerta. Durante años, se dio prioridad a otras obras, como la restauración de las pinturas murales, el acondicionamiento de la capilla de confesonarios, la construcción de la capilla neo-mudéjar y las oficinas, la remodelación de las aulas y el centro social, la eliminación de barreras arquitectónicas o la restauración del patio sur.

Antigua calle del atrio. Entrada habitual de la iglesia con la cubierta de los años 60

En 2024, consideramos que había llegado el momento de restaurar la zona de acceso habitual a la iglesia, sustituyendo la cubierta provisional, ya precaria y con patología, e interviniendo sobre la portada para que no pasara inadvertida y quedara acorde a la belleza del conjunto. Con pena, a veces comprobábamos que algunos visitantes atravesaban el patio desde la calle Trinquete de Caballeros, pero no eran capaces de distinguir por dónde entrar a la iglesia. Sin sospechar el tesoro que se perdían, se daban media vuelta y se marchaban.

El proyecto fue redactado por el arquitecto Luis Cortés Meseguer y autorizado por la Consellería de Educación, Cultura, Universidades y Empleo, que también ha subvencionado parte de las obras (95.261,28 euros). El proyecto preveía tres intervenciones: la sustitución de la cubierta de fibrocemento por planchas de zinc de color terracota, en todo el tramo desde la entrada de la iglesia hasta la capilla de la Virgen de los Estudiantes, que era la más urgente que debíamos acometer; la actualización del bajo cubierta con fachadas de ladrillo caravista con aparejo en celosía; y la instalación de una portada metálica reversible, que al final resultará ser lo más visible de la restauración.

La portada, diseñada como una superposición de arcos truncados, pretende ofrecer una interpretación contemporánea de las portadas románicas más cercanas al ábside. La asimetría, totalmente intencionada, se inspira en aquellas. El volumen que se crea por la superposición de planchas quiere ser una invitación a entrar en la iglesia.

Portada románica cercana al ábside de la iglesia recayente al patio norte

El arquitecto, Luis Cortés, describe así los objetivos de la intervención: «El proyecto de la nueva portada para la iglesia de San Juan del Hospital pretende dignificar la entrada que se usa en la actualidad con una portada reversible, siendo una interpretación contemporánea de una portada románica con archivoltas, que diferencia lo nuevo de lo antiguo, sin cometer un falso histórico, de acuerdo con las cartas y criterios internacionales de restauración».

En efecto, la restauración debía mostrar a simple vista también a los poco expertos en arte o arquitectura que la portada es contemporánea, como en otras restauraciones arquitectónicas. No tendría sentido tratar de imitar estilos antiguos. Además, debía respetar los principios de reversibilidad, compatibilidad y estabilidad de los materiales, esto es: la capacidad de que cualquier intervención pueda eliminarse en el futuro sin dañar las partes originales, y que los materiales nuevos sean compatibles con los antiguos y estables a lo largo del tiempo, con la finalidad de proteger los bienes originales.

La elección de los colores de la portada y la cubierta ha sido muy meditada. Son colores que están muy presentes en la iglesia y forman parte de su historia, como el escarlata de las cruces de los cruzados, las bandas verticales del ábside y la decoración de los arcosolios del patio sur, el rojo del escudo primitivo de la orden de los caballeros Hospitalarios, el bermellón de las pinturas murales de la capilla de San Miguel Arcángel, incluso el color terracota y almagra del pavimento de las capillas laterales de la iglesia y de los maceteros del patio norte.

Luis Cortés concluye: «Al haber quedado la entrada de la iglesia al final del patio, en una esquina, era necesario resaltar esa área para focalizar el ojo del transeúnte y que se anime a acceder al templo, y solidariamente al museo. Esto se consigue uniendo visualmente los dos planos. El que a la portada le falten las jambas izquierdas potencia aún más la visual: destacan más las líneas verticales de las jambas de la derecha. Se resuelve así el problema de dignificar la entrada a la iglesia más antigua de Valencia, que históricamente carecía de un acceso a la altura de su valor artístico».

Nueva portada y cubierta

Vista cenital de la nueva portada y cubierta

Vista de la nueva cubierta desde el Centro de Arte de Hortensia Herrero

Espacio del bajo cubierta con fachadas de ladrillo caravista en celosía

GALERÍA FOTOGRÁFICA:

Una invitación a entrar en la iglesia de San Juan del Hospital. Octubre 2025